sábado, 18 de abril de 2015

Vigilan con armas al último rinoceronte blanco para que no lo maten
Sudán es el único sobreviviente macho de su especie. Y sólo quedan otras 4 hembras. En Kenia, temen que cazadores furtivos le disparen para sacarle los cuernos, que valen una fortuna en el mercado ilegal.

Los conflictos armados, el tráfico ilegal de animales, la caza furtiva, la matanza de especies para comercializar sus partes, han arrastrado al rinoceronte blanco al borde de la extinción. 
Solo quedan cinco en la Tierra. Dos en zoológicos. Y tres en libertad, en Kenia. Entre todos, hay un solo macho, el último de su raza en el planeta. La desesperación de sus cuidadores de mantenerlo con vida ha llevado a las autoridades a darle protección armada 24 horas al día para que no lo maten.
Pero para los científicos, la vigilancia no será suficiente y los rinocerontes blancos del norte están condenados a desaparecer.
Los científicos y defensores del medio ambiente esperan que un día se los pueda resucitar de forma artificial, que se puedan concebir por fecundación in vitro “bebés rinoceronte probeta” que se implantarán en madres portadoras de otra subespecie. Pero antes, los rinocerontes blancos del norte morirán uno por uno.
Sudán es el último ejemplar macho del mundo de rinoceronte blanco del norte (Ceratotherium simum cottoni), una subespecie de rinoceronte blanco de la que sólo sobreviven cinco ejemplares. Sudán tiene algo más de 40 años de edad y desde 2009 vive relativamente tranquilo en el parque-reserva natural Ol Pejeta Conservancy en Laikipia, Kenia.
La seguridad de este singular ejemplar y de las dos hembras de la misma subespecie que conviven en él, así como de muchos otros rinocerontes de esta reserva, depende las 24 horas del día de un grupo de técnicos y guardias que participan en la lucha contra la amenaza por los cazadores furtivos.
Las imágenes de Sudán acompañado de guardias fuertemente armados han sido difundidas durante las últimas semanas coincidiendo con la puesta en marcha una campaña internacional de recolección de fondos para ayudar a mantener el servicio de vigilancia y protección de rinocerontes como Sudán.
La campaña está siendo liderada por Robert Breare, jefe de la oficina de operaciones de la reserva de Ol Pejeta Conservancy en Kenia, y ha recaudado el equivalente a 33.000 euros durante los dos últimos. El proyecto se mantiene abierto con el objetivo de superar el equivalente a 100.000 euros.
“Hay posibilidades de que asistamos a la desaparición de una especie. Esa es la realidad, morirán aquí”, resume Richard Vigne, director general de la reserva keniana.
“Es un símbolo de lo que los humanos le hacen al planeta, no sólo concierne a los rinocerontes”, asegura. “Esto pasa con todo tipos de animales, grandes y pequeños, en todo el planeta”, prosigue, lamentando las décadas de pasividad ante este desastre.
La extinción del rinoceronte blanco del norte se nota más simplemente porque es un animal imponente. En todas partes, el hombre amenaza a los rinocerontes, víctimas de la caza furtiva. El cuerno del animal se vende por más de 55.000 euros el kilo en Asia, sobre todo en China y en Vietnam, donde se cree que tiene propiedades medicinales. En realidad, sólo tiene queratina, la misma sustancia que compone nuestras uñas.
El rinoceronte blanco del norte se vio aún más afectado porque en sus territorios tradicionales -República Centroafricana, Chad, República Democrática del Congo, Sudán del Sur- se crearon amplios territorios al margen de la ley, a raíz de los diversos conflictos que sufrieron. “El hombre es totalmente responsable” de su extinción, explica Vigne.
Los rinocerontes llevan unos 26 millones de años en nuestro planeta. Hasta mediados del siglo XIX, había cerca de un millón en África. Hace una década, el blanco del norte ya sólo existía en cautiverio y pronto seguirá la senda del rinoceronte negro occidental, desaparecido en 2011.


Fuentes: Agencias, CC y La Vanguardia

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